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"A pesar de esta agobiante realidad, continuamos sintiéndonos orgullosos de nuestra profesión."

Quiero expresarles nuestro agradecimiento por acompañarnos el día de hoy en la inauguración de nuestro salón de actos; un anhelo largamente postergado y que por suerte pudimos hacer realidad.
Aspiramos que este lugar se convierta en el ámbito que cobije las etapas mas significativas de la vida del médico, aquellas que han de quedar gravadas para siempre en nuestra memoria. Que podamos en un viaje imaginario  recorrer  desde sus ilusiones del pregrado hasta la nostalgia de enfrentar la culminación de su actividad. Que nos sirva como hoy para entregar diplomas que premien el esfuerzo de aquellos que postergaron horas al descanso y a su familia en pos de la búsqueda de un perfeccionamiento  profesional y nos permita también  rendir el sincero homenaje a que se han hecho acreedores quienes como nuestros dos invitados de honor, cumplen sus bodas de oro con la medicina.
Es difícil en situaciones como las presentes, no sentirnos invadidos por la emoción e inevitablemente nuestra mente comienza a volar  recordando experiencias vividas, desde aquel sueño adolescente  del guardapolvo blanco y estetoscopio al cuello, pasando por el  recuerdo y tal vez  algo de  temor  al percibir el olor a formol de la sala de anatomía, el microscopio de “histo” donde creíamos no ver nada, los experimentos de fisio para observar el  reflejo medular, las primeras experiencias de practicantes de guardia y como no recordar con cariño y orgullo cuando comenzaron a  llamarnos “doctor” en los pasillos del hospital  y nos sentíamos a un  paso de ser la versión criolla e infalible del Dr.Kildare o Ben Casey. 
Después nos recibimos, creíamos haber tocado el cielo con las manos y no nos dábamos cuenta que en realidad iniciábamos  esta aventura de ser médicos. Algunos lograron ingresar a la residencia de la especialidad que eligieron o que pudieron, otros concurrencias a grandes centros con el afán de formarse sin retribución alguna. El médico es tal vez uno de los pocos que resigna el pago por su trabajo con tal de aprender, de incorporar conocimientos. Muchos más desarrollando esta actividad donde se pudiera: guardias, ambulancias, consultorios externos, control de ausentismo, medicina deportiva, clubes.
Nos habían dicho que la nuestra  era una profesión liberal, no dependiente, como vivieron nuestros mayores hace unas décadas atrás. Comprobamos después que todo había cambiado. Esa situación  fue variando con los años y  chocamos con la realidad  socio-económica  de nuestro país que nos mostró la otra cara, transformando esta  profesión ya no tan liberal, en dependiente. Dependiendo de la Seguridad Social, de las Prepagas, de las políticas y los políticos de turno, de una cantidad de factores que pauperizaron la actividad médica, y así aquel joven médico de nuestros sueños comenzó a transitar en la mas absoluta indefección, frente a tomadores de trabajo y organizaciones que las mas de las veces desconocen nuestros derechos legales, laborales y  previsio nales . 
Es precisamente y con la intención de  revertir esta situación de desigualdad que el Colegio de Médicos ha elaborado y elevado para su consideración por el Consejo Superior el Estatuto del Trabajo Médico en el ámbito privado y está en proceso de redacción el correspondiente al ámbito  publico, que entendemos de fundamental importancia para la promul gación de una legislación adecuada que le brinde al médico la oportunidad de desarrollarse como profesional y como persona , obteniendo así la tranquilidad necesaria para volcar sus conocimientos  hacia quienes son el objetivo único  y excluyente de sus actividades: sus pacientes.
La tendencia actual de la medicina en nuestro país y el mundo es la formación de médicos generalistas que tengan un excelente manejo de la relación médico-paciente, de ahí el interés de nuestra institución en el desarrollo de los cursos de la especialidad tendientes a la formación de especialistas en medicina general que creemos tendrán un campo fértil para desarrollar su actividad y obtener una retribución acorde a su responsabilidad y al esfuerzo realizado para su especialización.        
Por ellos  verán  como insistimos en la necesidad de mejorar la dupla  médico-paciente,  en reforzar el vínculo con otros colegas, en la importancia de la confección de una buena historia clínica, y en forma reiterada recordamos lo imprescindible que resulta cumplimentar todos los pasos que requiere una buena practica y que forman parte de nuestra rutina diaria  que nos hizo comprender que no vivimos en  un mundo  tan idílico como imaginábamos en nuestros años juveniles  al punto tal que incluso la realidad periodística nos muestra encuestas que dicen que el 50% de los médicos se sienten cansados el levantarse, que el 30% cree que si hubiera elegido otra profesión sería mas feliz y tal vez comprobar con asombro que por lo menos un 10% de nuestros médicos tiene una demanda por presunta mala praxis, en nuestro distrito y mucho mas alta en otros rincones de la Provincia de Buenos Aires. Lógicamente esto trae aparejado  el desarrollo del stress laboral o el famoso Bernout como se llama ahora esta patología que afecta a nuestros médicos en su esfera psíquico.
Esta nueva sociedad para la cual no estábamos prepara dos, poco a poco fue alterando nuestro futuro, convirtiéndonos en trabajadores dependientes de instituciones públicas y privadas en su trabajo y en su ingreso, que nos llevó a realizar una medicina defensiva, rompiendo el paradigma del ejercicio liberal de la profesión, que nos obligó a  manejar papeles cada vez mas complejos, a  realizar informes de historias clínicas para una practica cualquiera o por una receta de obra social, exigiéndonos  utilizar la computación e internet para no quedar desactualizados, nos  acostumbramos  a mezclar el  Michans y del Farreras con términos como Sofware y Hardware, y así,  aquel médico joven y lleno de ilusiones se transformó en un profesional preocupado por su futuro, abriendo la mente a la nueva tecnología, aprendiendo a pensar ya en simuladores para las intervenciones como usan en aviación, aceptar la cirugía telerobó tica a distancia e incluso acostumbrarse sin asombro al cambio de costumbres y  códigos   como sucede en la cirugía laparoscó pica donde se da la paradoja que los jóvenes enseñan las nuevas técnicas a los mayores.
Algo impensado en épocas en que los viejos clínicos nos enseñaron a diagnosticar un bloque neumónico con la percusión y la auscultación, dejando la radiografía solamente para confirmar nuestra habilidad semiológica. 
Esta revolución que nos hizo pasar de la medicina artesanal a la tecnología, del estetoscopio al resonador, no fue acompañado  por una legislación que defienda nuestros derechos que nos devuelva la situación de privilegio que vivieron nuestros antecesores décadas atrás.                      
No obstante este torbellino de cambios, es necesario tener muy claro la necesidad de mantener por sobre todo ello el respeto a la ética como una condición inherente a nuestra profesión que no debe ser influida por el paso del tiempo ni de los hábitos.
El médico deberá educarse en esta nueva forma de medicina y aprender a convivir con los adelantos tecnológicos actuales y los que vendrán, defender en forma solidaria sus derechos y los de sus pares, renunciando al individualismo que tanto daño a causado a nuestra profesión, pero, no ha de perder de vista que son las fuerzas intelectuales y morales, no las materiales, las que dirigen y dominan la vida.
Como lo decía Octavio Paz, el hombre pese a los patrones del mercado, no podrá sobrevivir si está descompensado y en deuda constante con la moral. 
A pesar de esta agobiante realidad continuamos sintiéndonos orgullosos de nuestra profesión que nos permite en un día como hoy reunirnos para homenajear a quienes buscando una mejor inserción en el mundo laboral obtienen su titulo de especialista y a dos de nuestros médicos decanos que cumplen orgullosamente 50 años en el ejercicio profesional.                
Desde este Colegio hacemos votos para que en los tiempos venideros prosigamos estrechando los lazos de solidaridad  en todos los ámbitos donde nos toque actuar, defendiendo  la dignidad de nuestra profesión  construyendo un futuro mejor para las generaciones que nos sucedan y fundamentalmente brindando todo nuestro afecto y reconocimiento a nuestros mayores que nos enseñaron el camino de una profesión noble de la cual debemos sentirnos orgullosos.


Gracias por acompañarnos hoy”.

DR. Raúl D. Riccioppo

 

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